Frases de amor

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Frases de amor
Un hombre sólo es tan viejo como la mujer que ama.
El adulterio lleva mucho trabajo.
Sólo cuando el hombre y la mujer, instalados cada uno en su sexo, se proyectan el uno hacia la otra y juntos hacia su doble vocación personal, es posible que se hagan mutuamente transparentes.
No hay piropo que valga tanto para una mujer como saber que un hombre se muere por ella. Sobre todo si se muere sin esperanzas.
Tanto las que acceden como las que rehúsan, gustan de ser solicitadas.
¡Y después, una vez que han empezado, ellas no tienen nada que perder! Marius, el honor, es como las cerillas: no sirve más que una vez...
La mujer es móvil, como la pluma al viento, cambia de acento -y de pensamiento.
Una de las más verdaderas satisfacciones del hombre llega cuando la mujer a la que deseó apasionadamente y que lo rechazó pertinazmente, deja de ser bella.
Las mujeres han servido todos estos siglos como espejos mágicos que poseían el delicioso poder de reflejar la figura masculina al doble de su tamaño natural.
Oh, nunca des tu corazón por entero, pues aunque ellas digan otra cosa con sus suaves labios, han entregado sus corazones al juego.
En todos sitios, antes de juzgar a un hombre, la gente escucha lo que de él piensa su mujer.
Si los hombres parieran serían menos desconsiderados.
No tengo dinero ni plumas de oriente, pero tengo un corazón que te querrá siempre.
El día que te conocí tuve miedo a mirarte, el día que te bese tuve miedo a quererte, y ahora que te quiero tengo miedo a perderte.
Anoche cuando me desperté, mis ojos se humedecieron y entonces comprendí lo mucho que yo te quiero.
Si cada vez que pienso en ti una estrella se apagara no quedaria en el cielo ninguna estrella que brillara.
Amor mío, ¿no te da pena verme padecer? Teniendo agua en tus labios, me dejas morir de sed.
Si fuera camionero te llevaría en mi camión pero como no lo soy te llevo en el corazón.
Tu madre debe ser pastelera porque un bombón como tu no lo hace cualquiera.
Son tus ojos 2 luceros que iluminan todo el mar quien fuera marinerito para poder navegar.
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