Frases de amor

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Frases de amor
Si alguien te hace llorar, no se merece tus lagrimas, porque quien realmente se las merezca, nunca te hará llorar.
El corazón no muere cuando deja de latir; el corazón muere cuando los latidos no tienen sentido.
En la vida de cada persona se suceden dos tragedias muy grandes: el exceso de amor y la falta de amor. Y es que en el amor como en la vida siempre se espera más y nunca se está satisfecho.
Las personas se sienten tristes si no reciben pequeñas satisfacciones diarias.
Si lloras por lo que no tienes, no podrás sonreír por lo que te rodea.
Cuando tu corazón llora, no te esfuerces en detenerlo. El dolor te fortalece y te hace ser mejor.
Tristeza es que mi corazón te llame a gritos y tú no estés aquí para escuchar su soledad.
Siento tristeza al saber que te he perdido, pero más tristeza tengo al saber que no te veré nunca más.
El amor nunca se pierde. Aunque no sea recíproco, volverá para purificar y hacer tierno su corazón.
Normalmente cuando las personas están tristes, no hacen nada. Se limitan a llorar. Pero cuando su tristeza se convierte en indignación, son capaces de hacer cambiar las cosas.
Podria simular una pasion que no sintiera, pero no podria simular una que me arrasara como el fuego.
Lo peor de la pasión es cuando pasa, cuando al punto final de los finales no le siguen dos puntos suspensivos.
Un capricho se diferencia de una gran pasión en que el capricho dura toda la vida.
Amor y deseo son dos cosas diferentes; que no todo lo que se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama.
El agradecimiento que sólo consiste en el deseo, es cosa muerta, como es muerta la fe sin obras.
Un arqueólogo es el mejor marido que cualquier mujer puede tener, porque cuanto más envejece, más interesado está en ella.
Escribir cartas de amor está bien. Hay ciertas cosas que no es fácil pedirle a tu amante cara a cara. Como dinero, por ejemplo.
Sus intenciones eran estrictamente honorables; o sea robarle a una señora su fortuna por medio del matrimonio.
No hay nada en el mundo como la devoción de una mujer casada. Es algo de lo que ningún hombre casado tiene ni la menor idea.
Me volvería a casar si encontrara a un hombre que tuviera quince millones de dólares, me regalara la mitad antes del matrimonio y me garantizara que se moriría antes de un año.
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