Frases de matrimonio

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Frases de matrimonio
Un día decidí unirme a ti, hice una fiesta llena de amor y la fragancia azahar de aquel día perdura aún en ti.
El matrimonio nunca ha sido una cuestión de principios, sino de finales.
Si algún día tropiezas y tus rodillas dan de bruces contra el suelo, no extiendas tu mano hacia tu novia para pedir su ayuda. Yo llevo casado desde entonces.
Si el tiempo fuese cíclico y me devolviese, por ejemplo, a mis quince años, no estaría triste ni feliz, tan solo ocioso, pues tendría que esperar otros diez años a que llegara mi mujer.
Caminé de la mano junto a ti, una alfombra floral acariciaba la suave piel de tus pies descalzos, ceremoniosa entrega de amor que iluminó para siempre mi vida.
Siempre tuve una visión pragmática del matrimonio, hasta que me divorcié y tuve que pagar tres coches, un psicólogo y dos hipotecas.
En el amor, no se trata de contar los años que estamos juntos, sino de hacer que la felicidad que nos han dado, hable por si misma.
El matrimonio es el estado más natural del hombre y, por consiguiente, el estado en que es más probable que encontremos una felicidad perenne.
Las mujeres y los hombres no deberían casarse, porque el amor es como las estaciones: viene y va.
Ningún hombre está verdaderamente casado hasta que comprenda todas las palabras que su mujer no dice.
Cásate; si por casualidad das con una buena mujer, serás feliz; si no, te volverás filósofo, lo que siempre es útil para un hombre.
El amor es algo ideal, el matrimonio, algo real; confundir lo ideal con lo real nunca queda impune.
El matrimonio es un combate a ultranza, antes del cual los esposos piden la bendición de Dios, porque amarse para siempre es la más temeraria de las empresas.
El matrimonio es el único tema donde todas las mujeres están de acuerdo y todos los hombres en desacuerdo.
El matrimonio es un contrato de afectividad que no garantiza nunca su cumplimiento, pues el cariño se revisa cada mañana.
Para que un matrimonio sea feliz, el acuerdo entre los caracteres es más necesario que el acuerdo entre las inteligencias.
Si los cónyuges no vivieran juntos abundarían más los buenos matrimonios.
La fidelidad en el matrimonio es artificial para el hombre, y natural en la mujer.
No es la política la que crea extraños compañeros de cama, sino el matrimonio.
El enamoramiento es el peor consejero del matrimonio.
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