Frases de desamor

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Frases de desamor
¿Qué triste es querer a alguien que no sabe querer?, pero aún más triste es el no poder dejarlo de querer.
Cuando me miras siento alegría y tristeza, la alegría de verte y la tristeza de no tenerte.
Un millón de palabras no te traerían de vuelta, lo sé porque lo intenté, tampoco un millón de lágrimas, lo sé, porque ya las lloré.
Aún sin sentido, sin razón ni pensamiento, aún sin saber por qué te amo o por qué te pienso... pero sé que existes, y que eres mi sueño.
Cuando el amor se termina, te sigue faltando algo.
Este trago amargo que todavía llevo aquí en mi pecho, cuando todo esto termine lo sentirás tú también, y que te vaya bien.
Se parte, se quiebra, se pierde en el tiempo, se escapa, se vuela, se esfuma tu amor.
Soñe que el fuego se lavaba, y que la nieve ardia, y por soñar imposibles, soñe que tu me querias.
Amigo: Dile que ya no me importa, dile que ya no lo quiero, dile que no me acuerdo de él, pero nunca le digas que mientras te dije esto estaba llorando.
¿Por qué me diste falsas esperanzas?, ¿Por qué lastimaste mi corazón?, ¿Por qué te quise con tantas ganas y terminaste con este amor?.
Antes de considerarnos autorizados para herir el amor propio de una persona, estamos obligados a demostrar nuestro respeto por ella.
El amor tiene dos momentos deliciosos: el primero y el último; lo malo es el tiempo que transcurre entre ellos.
Aparta un amor antiguo con otro nuevo, como un clavo saca otro clavo.
Usted sabe..., lo mismo que yo, que las heridas del corazón no se curan. - Pero se tratan, señora, como dicen los facultativos.
Es difícil dejar de amar de pronto un largo amor.
Al brillar un relámpago nacemos, y aún dura su fulgor cuando morimos, ¡Tan corto es el vivir! La gloria y el amor trás que corremos, sombras de un sueño son que perseguimos. ¡Despertar es morir!
¿Qué queda de las alegrias y penas del amor cuando éste desaparece? Nada, o peor que nada; queda el recuerdo de un olvido.
Pues amor entre gatos no produce menores desazones que entre aquellos que gastan pantalones.
Asomaba a sus ojos una lágrima y a mi labio una frase de perdón; habló el orgullo y enjugó su llanto, y la frase en mis labios expiró. Yo voy por un camino, ella por otro; pero al pensar en nuestro mutuo amor yo digo aún: "¿Por qué callé aquel día?" Y ella: " ¿Por qué no lloré yo?".
¿Sufre más aquél que espera siempre que aquél que nunca esperó a nadie?.
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