Frases de Marta Salas

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Frases de Marta Salas
Cuando la serenidad de los años te permita buscar en la memoria los ecos del pasado, aquel cuerpo de amor sincero que te di ya no te estará esperando.
Lo que me angustia no es que pasen los años y modifiquen la estructura de mi cuerpo. Es que tu yo pretérito no se acuerde de mí.
El desamor, si uno lo piensa fríamente, se reduce a un puñado de adverbios temporales: "aún no estoy seguro", "es pronto para comprometernos", "volveremos a vernos algún día" y "ya te llamaré".
Que el amor no es una enfermedad es una evidencia por todos aceptada. Pero, ¿qué hay del pulso acelerado, la garganta contraída y esa punción del esternón cuando uno ama?.
La filosofía, a veces, nos ayuda a superar un abandono. Será un pretexto, pero me consuela pensar que para Heráclito, mañana ya no serás la misma mujer.
Hay segundos que pasan infinitamente despacio. El primer instante que te vi, pasó ante mis ojos el resto de mi vida.
El amor, los labios, la caricia aprendida con el tiempo… no son más que una recreación del primer cuerpo que entregamos.
Las relaciones son como una Coca-Cola. Si no las saboreas y disfrutas en su momento, terminan perdiendo las burbujas y la fuerza.
Tan absurdo es pretender plantar un árbol o una flor en una rama, como cultivar el amor solo con palabras.
Siempre tuve una visión pragmática del matrimonio, hasta que me divorcié y tuve que pagar tres coches, un psicólogo y dos hipotecas.
El amor y la distancia son como el agua y el aceite. Sabemos que no terminarán juntos pero removemos, insistimos con fuerza, creyendo que seremos los primeros en culminar victoriosos el experimento.
Las rupturas son como las galletitas de la suerte. En su interior, todas albergan un plan o una moraleja.
El amor debería ser como el sarampión: una vez pasado, tendríamos que estar inmunizados a sus efectos para el resto de la vida.
Tras la transparencia de tus ojos puedo ver el tal vez, el ya veremos, el no con el que finalmente me rechazarás.
No es cuestión de dos, es cuestión de saber que a tu lado no tendré que volver a sumar un cuerpo.
Amistad y amor son dos términos que a menudo se confunden. No porque los amigos suelan terminar por enamorarse, sino porque cientos de relaciones finalizan con la quimera de seguir siendo amigos.
Quisiera ser capaz de no quererte, de anclarme en la amistad como un marino que acepta su naufragio. Pero me es imposible asumir que así me basta.
Yo no busco un amor ardiente, ni impetuoso, ni frenético. No es que menosprecie la pasión, es que aspiro a la perpetuidad que suele albergar el amor sereno y entregado.
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