Frases de Marta Salas

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Frases de Marta Salas
Sé que nuestro amor será eterno porque, cuando te miro, pienso en ti como en ese lugar en el que quiero envejecer.
La fase de enamoramiento se diferencia del amor en que, incluso con cuarenta grados a la sombra, paseas abrazado.
El amor es mucho mejor expresarlo sin palabras. Cuantas más digas, más probabilidades tienes de decir algo que no debías.
Cuando te conocí, tardé poco tiempo en comprender que el plural de yo era tu nombre.
El primer amor es como la varicela: tras las altas fiebres se termina curando pero siempre, bajo las costras, nos queda la marca de algunas cicatrices.
El amor eterno es ese que pasamos media vida tratando de encontrar sin caer en la cuenta de que en realidad es él quien tiene que venir a buscarnos.
Ayer me di cuenta de que han talado aquel árbol en el que, nuestros nombres surcados por un corazón con flecha, pensaban que serían eternos en un mutuo destino.
Cuando tocas por primera vez a la persona que quieres, hueles en ella todos los colores y sientes todas las melodías. Es el momento de conexión más perfecto.
Los buenos amantes se parecen mucho a los amigos: se pasan buenos ratos con ellos y no existe la  necesidad de rendirles cuentas.
Querer a alguien por necesidad no es una buena idea. Necesitar a alguien para querer es la mejor idea del mundo.
Prefiero un amor a distancia que un amor distante, porque para el segundo no se ha inventado aún un medio de transporte.
Si enamorarse es como sentir una llama que prende, creo que en tus labios alguien posó todas las cerillas del mundo.
Desde que te vi la primera vez, todos los puntos cardinales del mundo vinieron a converger en tus labios.
Cuando uno está enamorado no puede atender a más razones que a aquellas que pronuncian los labios de su enamorado.
La distancia puede llegar a convertirse en la mejor aliada de las relaciones condenadas al fracaso, ya sea como pretexto o como olvido.
Ojalá algún día tenga el suficiente coraje para detener mi vida y apearme para siempre en la estación de tu cuerpo.
Los amores de verano son como las piñatas: uno tira de cada hilo con ilusión pero a menudo el premio tarda en llegar varios intentos.
Uno se da cuenta de que está frente a la persona con la que quiere compartir el resto de su vida cuando duermen abrazados por primera vez.
Tus abrazos son el cálido abrigo de mi piel en los días de invierno.
Pienso en ti como en un mar en calma y en mis manos como en la ola que te hará estremecerte.
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